sábado, 5 de mayo de 2012

GOTAS DE TINTA




La lectura es un esfuerzo mental, no una seducción 
para falsos sentimientos

La euforia de algunos y la preocupación de otros por “promover” y “lograr mayores niveles de lectura  y más lectores”  los ha llevado a promocionar que se lea cualquier cosa: desde imágenes o discursos planos, hasta lo que ya sabemos: normas, valores, consejos, enseñanzas, virtudes, manuales... Las categorías de lector  y de lectura que eufóricos y preocupados establecen van por un lado y los libros disponibles por otro. Ambos conciben una partición que no da cuenta de la relación, entre el libro como mercancía  o como expresión cultural  sin acentuar  una identidad  entre unos y otros. Esto se establece hoy por la cadena industrial del libro, que  enajena  cuando dice  que  produce libros “para todos los públicos”.
En contraposición a estos fenómenos, el círculo cultural del libro y la lectura demuestra que no hay lectores para cualquier libro ni libros para todo lector  , pero “por primera vez en la historia, el libro solicita un cliente y no un lector y el marketing puede vender por razones totalmente extrínsicas del acto de leer” (Jiménez Lozano). Hay libros que hacen su lector y éste, a la vez, le da forma y contenido al libro; esto ocurre cuando “Un gran escritor crea un mundo propio y sus lectores se enorgullecen de vivir en él. Un escritor inferior podrá atraerlo durante un momento determinado, pero muy pronto los verá marcharse en fila (C.Connolly. Obra Selecta Ed. Lumen.)Es por esto que los libros inteligentes requieren de lectores inteligentes, y su polen fertiliza las nuevas generaciones; porque  estos pasan  de generación a generación por acumulado en el devenir cultural , no por  la acción del mercado.

La lectura también necesita de la formación de un lector que se piense en la lectura. Leer es establecer un diálogo entre el lector y el texto; entre los pensamientos del autor y/o el de los personajes de la obra y los del lector; es un ir y venir entre la realidad como virtualidad o inmediatez, y el mundo como reflejo de esa realidad; es una confrontación de pensamientos, ideas, contradicciones, criterios, conocimientos y formas de ver el mundo. Hay libros que requieren de la formación  de un lector que no tenemos, porque el que tenemos se sacrifica en lo memorístico .

En la promoción del libro y la lectura no se debe confiar en el mercado y la publicidad, porque éstos han hecho de la lectura una mercancía  y una seducción  para despertar falsos sentimientos, donde lo único que tiene que hacer el lector es escuchar el relato.

William Estrada
Director de la Librería Simsalabim

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