jueves, 30 de septiembre de 2010

tres tazas de te





































TRES TAZAS DE TE : De Greg Mortenson y David Oliver

"En este libro, Greg Mortenson y el periodista David Relin, recogen el asombroso viaje que llevó a Mortenson de un intento fallido de conquistar la cumbre del K2, la segunda montaña más alta del mundo, a construir escuelas en algunas de las zonas más remotas de Pakistán y Afganistán. Sustituyendo las armas por la lectura, Mortenson lucha contra el "terrorismo" con libros, no con bombas y lleva la esperanza a las aldeas más lejanas de Asia Central. ‘Tres tazas de té’ es al mismo tiempo una aventura y una historia inspiradora sobre cómo un hombre puede realmente cambiar el mundo, escuela a escuela. "
“Cuando tuvieron los boles de porcelana con té de manteca hirviendo y humeando en sus manos, Haji Ali empezó a hablar. “Si quieres prosperar en el Baltistán, debes respetar nuestras costumbres”, le dijo, soplando su bol. “La primera vez que compartes el té con un balti, eres un desconocido. La segunda vez que tomas el té, eres un invitado especial. Y la tercera vez que compartes una taza de té, pasas a ser parte de la familia, y por nuestra familia, estamos dispuestos a hacer lo que sea, hasta morir”, le explicó, estrechando cariñosamente la mano de Mortenson. “Doctor Greg, debes dedicar tiempo a compartir esas tres tazas de té. Es posible que seamos incultos, pero no somos tontos. Llevamos mucho tiempo viviendo y sobreviviendo aquí”.
“Aquel día, Haji Ali me enseñó la lección más importante de mi vida”, dice Mortenson. “Los americanos creemos que uno tiene que conseguir sus propósitos de forma inmediata. Somos el país de los almuerzos de trabajo de treinta minutos y de los entrenamientos de dos minutos. Nuestros líderes pensaron que su campaña de “terror” podría poner fin a la guerra de Irak antes de que empezara. Haji Ali me enseñó a compartir tres tazas de té, a ralentizar el ritmo y a tener la construcción de relaciones en tanta consideración como la construcción de proyectos. Me enseñó que tenía que aprender del pueblo con el que trabajaba más de lo que podía esperar enseñarles yo”.

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