miércoles, 12 de agosto de 2015

GOTAS DE TINTA

Mirar la infancia con nuevos ojos.


Maurice Sendak
1964, discurso de aceptación del Randolph Caldecott Medal, por su impactante y polémico Donde viven los monstruos.
"Las realidades de la niñez avergonzarían a la mitad las concepciones que sostienen algunos libros para niños. Estos ofrecen un mundo dorado, sin sombras, sin la menor referencia de conflicto o de dolor, un mundo fabricado por los que no pueden -o no les preocupa- recordar la verdad de su propia niñez. Su visión expurgada no tiene ninguna relación con la manera real de vivir de los chicos.[...]
Supongo que estos libros tienen algún objetivo; ellos no asustan a los adultos que adhieren a la gran fantasía del siglo XIX que pinta a la niñez como un paraíso eternamente inocente. Los así llamados libros para niños se publican bajo colores engañosos, ya que solo sirven para complacer a los adultos. Pasan de un adulto a otro, porque solo pueden gustarles a las personas mayores que tienen un falso recuerdo sensiblero de la infancia. Mi sospecha personal es que ellos clavaron sus colmillos en los niños. La popularidad de tales libros es la prueba de la constante negación de los aspectos difíciles de vida de los niños, rechazo que intenta justificarse recordándonos que no debemos asustar a nuestros niños. Desde luego debemos evitar atemorizar a los niños, si esto significa protegerlos de las experiencias que están más allá de su capacidad emocional; pero dudo de que esto sea lo que la mayoría de las personas piensan cuando dicen: 'Nosotros no asustamos a nuestros niños'. En la necesidad de libros evasivos está la más obvia intención del deseo común de proteger a los niños de sus miedos y de sus preocupaciones cotidianas, un deseo desesperado que niega la lucha eterna del niño con sus emociones inquietantes". (4)
"Se hace hincapié acerca de que los niños son miedosos, como si nosotros los adultos no nos asustáramos. Por supuesto que nos asustamos. Yo me asusto cuando miro un programa de televisión sobre vampiros. No puedo dormirme. Esto nunca se acaba. Nosotros nos hacemos mayores, conocemos más cosas, y sin embargo tenemos miedo." (5)
"Ciertamente, nosotros queremos proteger a nuestros niños de las nuevas y dolorosas vivencias que están más allá de su comprensión emocional y de la angustia intensa; al punto de querer impedir su prematura exposición a tales experiencias. Esto es obvio. Sin embargo, lo que es obvio –y que muy frecuentemente se pasa por alto– es el hecho de que durante los primeros años de vida los niños conviven familiarmente con las emociones perturbadoras; el miedo y la angustia son una parte intrínseca de su vida diaria, ellos sobrellevan continuamente la frustración como mejor pueden. Y es a través de la fantasía que ellos pueden hacer catarsis. Es el mejor medio que tienen para dominar sus cosas salvajes." (6)
esta es su :
trilogía de cuentos oníricos y sobre los sentimientos
DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS.
significó una revolución dentro del ámbito de los libros ilustrados para niños al mismo tiempo que dio a lugar a duras críticas por parte de padres y pedagogos en el momento de su publicación. Muchos adultos consideraron que los monstruos de Sendak podían asustar a los pequeños.
LA COCINA DE NOCHE
¿Os ha contado alguien la historia de Miguel,
que oye de noche un ruido detrás de la pared?
PLAM, PAM, BAM, TAM
El autor evoca en la historia la ocasión en que visitó la Feria de Nueva York cuando tenía 11 años y se quedó pegado delante del escaparate de una pastelería.
Había un anuncio que recuerdo muy claramente. Era de Sunshine Bakers y decía: ‘Nosotros horneamos mientras tú duermes’. Me parecía la cosa más sádica en el mundo porque todo lo que yo quería hacer era permanecer despierto y observar lo que sucedía. Me parecía absurdamente cruel y arbitrario que ellos hicieran eso mientras yo dormía
AL OTRO LADO
'Al otro lado' es un cuento muy breve, como 'Donde viven los monstruos', pero con un acercamiento nuevo, que nos habla de sentimientos y de valentía, y que une su faceta autobiográfica con el legado inmortal de los cuentos tradicionales.
“Es básicamente la historia de mí y de mi hermana”, confesaba Sendak sobre esta obra. “Ella es Aida y su enfado por tener que cuidarme. Insinuar eso en un libro para niños resulta duro porque hay un concepto equivocado de lo que es un libro infantil, lo que debe contener y lo que no. En esencia, la idea es que sean sanos, divertidos, ingeniosos y optimistas; que no muestren las pequeñas miserias de la vida real. Pero yo recuerdo cómo era la vida real y no sabía sobre qué otra cosa podía escribir









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