sábado, 21 de febrero de 2015

NUESTRO ILUSTRADOR


Valentina Toro

Ilustradora Colombia ,ha publicado dos hermosos cuentos.
Las peripecias de Violeta y Violeta y el pincel mágico.




Una reflexión de Valentina....

"Últimamente me he puesto a pensar mucho respecto a algunos aspectos de mi carrera como ilustradora. Claramente, la ilustración es tal vez una de las cosas más importantes en mi vida (sobretodo si viene acompañada de cuentos, duendes, hadas y magia). Yo diría que el momento más valioso de cualquier ilustrador es ese en el que uno está completamente solo, frente a un pedazo de papel, en la intimidad de los trazos y los colores, cuando el resto del mundo se desaparece y solo existen la ilustración y uno. Al menos ese es mi caso, pero cabría decir que a muchos ilustradores les gusta más la parte de la fama, la farándula y, obviamente, el dinero. Enteramente respetable: cada uno es feliz a su manera. 
Sin embargo, a pesar de lo delicioso de pueda ser el quedarse arrunchado en un rincón ilustrando, siempre llega el momento de reventar la burbujita y salir a la realidad. Como siempre le dicen a uno: el que no muestra, no vende. Pues bien, inevitablemente hay que salir a vender. Lo bonito de tener un talento es descubrir que otras personas, además del papá y la mamá, valoran lo que uno hace. Siempre sobran los comentarios de admiración, las felicitaciones, los halagos. Para mí, esa es la segunda mejor parte de ser ilustrador. Es imposible describir en palabras la felicidad y la gratitud frente a un comentario bonito. Y, obviamente, la responsabilidad y el respeto hacia una crítica. 
Pero bueno, me estoy yendo por las ramas, volvamos al punto en el que a uno le toca salir a mostrar lo que hace. Gracias al Universo y a las personas que me rodean, en mi caso han existido más aciertos que desaciertos. Podría decirse, modestia aparte, que mi carrera empezó con el pie derecho y he sido capaz de alcanzar las metas que me he propuesto. Puedo decir que soy feliz con lo que hago, me levanto todos los días a ilustrar las cosas que quiero ilustrar y tengo la fortuna de compartir algo de lo que sé con personas maravillosas que creen en mí. Y es por esta razón (disculpen toda la carreta introductoria), que hoy me dio por escribir esta nota. Porque, como en todas las situaciones de la vida, el ser ilustrador tiene sus blancos y sus negros. 
En mi corta experiencia como escritora e ilustradora de libros infantiles he podido darme cuenta de que vivimos en una sociedad que, queriendo o sin querer, aun tiene muchos resabios. No importa cuántas ilustraciones bonitas haga, cuántos cuentos escriba, cuántas horas les hable sobre literatura, sobre arte, sobre historia. Al final, la mayoría, solamente logra ver una niña con brazos cortos que sabrá mi Dios cómo se las arregla para dibujar. Es como si alguien les tapara los oídos, o como si los ojos tuvieran un único punto focal, la verdad es que no sé cuál es la definición, pero ellos siempre van a ver un “discapacitado”. 
Y a esas personas siempre he querido decirles lo siguiente (pero, por una u otra razón, casi siempre por cuestiones de buena educación, no lo he hecho) : Soy feliz siendo ilustradora, ilustrar ocupa casi el 80% de mi tiempo y, cuando no lo estoy haciendo, estoy pensando en algo nuevo para ilustrar. Adoro los libros, quiero seguir escribiendo libros, quiero que las personas conozcan mi trabajo. Pero no, no les voy a dar una conferencia sobre lo difícil que ha sido mi vida, no les voy a contar cuántas veces he llorado por no alcanzar una cosa que está muy arriba o por no poder cargar algo muy pesado, o por no poder hacer la vuelta estrella. No les voy a contar las cosas que me dijeron mis compañeros cuando entré al colegio, ni los discursos de los profesores en su intento por integrarme, ni cuántos amigos tuve o dejé de tener por mi condición. No voy a escribir un libro sobre mi vida, no voy a ser la imagen de una fundación, no voy a salir nunca en la teletón, no voy a participar en una pasarela de discapacidad, no voy a ilustrar a Violeta con los brazos cortos. No voy a llorar en una entrevista, no voy a hablar sobre cómo hago esto o cómo hago lo otro, no les voy a mostrar cuáles dedos uso para coger el lápiz, no voy a investigar si existen prótesis para mi condición. 
Soy ilustradora y, como tal, quiero desempeñarme en la vida y lograr todas las cosas que quiero. No deseo ser imagen de superación, no considero que tenga el deber o el derecho de decirle a los vagos que hagan algo por su vida, aunque amo ayudar y hago mi mayor esfuerzo por aportarle amor al mundo, no quiero servir de ejemplo para que otras personas sean o no sean esto o lo otro. 
Me honra infinitamente que mi trabajo logre inspirar a alguien, y de ser así, haré lo posible por seguir trabajando todos los días para ser una mejor ilustradora y una mejor profesional. Gracias a todas las personas que valoran mi trabajo por lo que es, y no por las condiciones en las que lo hago. Y gracias también a los que no les gusta, porque me ayudan a confirmar que una buena ilustración es buena por sí misma, y no por la persona que lo hace." 
-- Fin del comunicado 
VALENTINA TORO.








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